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Misteriosa Marrakech
Misteriosa Marrakech
Marrakech, una cultura en constante crecimiento
Marrakech es un patrimonio, una ciudad rica en mil años de historia. Sin embargo, no hay nada fijo, nada petrificado. La cultura es dinámica, viva.
La plaza Jemaa El Fna expresa este burbujeo. En el local, se descubre un lugar de encuentros. Puedes comer y beber allí: puedes disfrutar de las delicias de la cocina local. También se puede cantar y abrazar las cosas más populares de la cultura marroquí: narradores, adivinos, gnaouas, el lugar está dedicado a lo pintoresco, lo auténtico.
Marrakech también da un lugar de honor a los festivales. La ciudad es uno de los mejores lugares para el cine. Cada año, alrededor de diciembre, se celebra el Festival Internacional de Cine de Marrakech, que reúne a las más grandes figuras del séptimo arte. A mediados de año, las artes populares se celebran durante un festival dedicado a ellas. A lo largo del festival, se le presentarán las canciones, bailes y música tradicional de Marruecos. De buen humor, con un telón de fondo de ritmos salvajes, te codeas con la cultura de todo un país.
Día y noche, en las plazas y en los cafés de la ciudad, disfruten de esta agitada vida cultural.
El encanto de Marrakech
Marrakech, un concentrado de la historia de Marruecos
Bañada por el resplandor rosado de sus muros de adobe, la hermosa Marrakech abre sus puertas a todos los amantes de la cultura. Dentro de sus muros, destacan las obras maestras de la arquitectura, las humanidades se mezclan. Marrakech es eso, una mezcla de influencias que se combinan en todo momento, un mosaico de colores donde se perfilan las maravillas del pasado y del presente.
Pasear por la ciudad. Pasa por debajo de una puerta de la medina y aventúrate en el casco antiguo. Aquí late el corazón histórico de la antigua capital real, donde se encuentra el famoso minarete de Koutoubia. Alcanzando 77 metros en el cielo, es el faro de Marrakech, uno de los faros del arte islámico también, ya que su diseño y proporciones inspiraron tanto la Torre Hassan en Rabat como la Giralda en Sevilla.
Un poco más adelante están los jardines de la Menara fundados por la dinastía Almohade: disfruten de la frescura del lugar, sus olivares. Mientras el sol desciende en el horizonte, el lugar brilla con un encantador resplandor ámbar, que recuerda a los cuentos de las Mil y una Noches!
Otras bellezas todavía se alinean en las calles. Perdidos en el tiempo, se maravillan de estos tesoros legados a la ciudad ocre por la historia.